Muchas bandas realizan trabajos sociales en la Argentina, pero particularmente queria destacar la labor de la gente de La Mancha de Rolando, quienes han fundado una ONG y estan llevando adelante un proyecto para hacer una escuela de musica. Basados en la idea de ayudar a los familiares de los detenidos en las distintas penitenciarias del pais, en las tareas de contención, ayuda y como bien dice el logo de la ONG, difundiendo y haciendo respetar sus derechos.
El dia 26/02/2007 La Mancha comenzó con una serie de recitales en el Complejo Penitenciario Federal Nro 1 (Ezeiza). Más de 150 internos de los pabellones de adultos jóvenes fueron los espectadores del recital. Esta actividad fue organizada, en forma conjunta, por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la Secretaría de Cultura de la Nación y la ONG Arde la ciudad , De la cual son co-fundadores). A través del programa Música en las cárceles, se dictan clases de música en las unidades penales para mujeres 3 y 31 de Ezeiza, y en la 27 (en el Hospital Braulio Moyano), y de percusión en la cárcel de hombres número 19.
"La idea surgió de un grupo de profesionales que se acercó a nosotros y que venían haciendo trabajo social con adolescentes en las cárceles, tanto asistiendo a los presos como conteniendo a sus familiares -dice el Tano, baterista y manager del grupo de rock-. La iniciativa de bautizar a la ONG con el nombre de nuestra canción fue de ellos, ya que a partir del contacto con los jóvenes en las cárceles nos comentaron que son muchos los chicos que se sienten identificados con ese tema y con la forma de ver el mundo que tiene la banda. Así fue que nos contactaron y nosotros aceptamos el compromiso con mucho orgullo."
"Estamos ansiosos esperando que se materialice finalmente la escuela de música y poder así tener un espacio para que cuando esos jóvenes amantes del arte y la cultura que quizá por una equivocación están en la cárcel salgan, tengan dónde ir y expresarse libremente", asegura el Tano, y agrega que la idea es encontrar un lugar físico para la escuela en el sur de la ciudad, que tenga el mismo concepto de rescate social que siempre han promovido.
"Nosotros ensayamos en una antigua curtiembre recuperada, en Avellaneda, y queremos rescatar otro espacio similar para la escuela. En un momento se pensó en unos talleres gráficos recuperados, pero como ya está funcionando allí un centro cultural con muchas actividades decidimos seguir en la búsqueda."
La ONG Arde la ciudad (http://www.ardelaciudad.com.ar/)cuenta con Numerosos Proyectos, entre ellos:
*La escuela de musica Pappo Napolitano, para los pibes de la calle (en un espacio recuperado por obreros)
*Talleres de arte
*Donaciones anónimas a comedores
*Y muchos otros proyectos.
Si tenés ganas de ayudar a ayudar, Podes comunicarte con la ONG por teléfono, al 4383-5194 o por E-Mail a info@ardelaciudad.com.ar
La Mancha de Rolando
Carlitos: bajo
Conde: piano
Franchie: guitarra
Tano: batería
Manuel "Negro" Quieto: voz y guitarra)
Una banda de rock de la provincia de Buenos Aires, más precisamente de Avellaneda, nacida en los '90. Comenzaron a tocar en el barrio y con amigos, hasta que en el '94 deciden grabar su primer disco, que se llamaría "El cóctel del Tío Pupi".
Los cuatro integrantes de la banda inician en el '95 su primera gira por la Costa Atlántica. Ese año son votados como "Banda Revelación" en la encuesta del Sí de Clarín y superados en la del No de Página 12 solamente por La Renga.
En el '96 graban "La ley del gomero", su segundo disco, con invitados como Chizo de La Renga, el Pelado Cordera de Bersuit Vergarabat y Calvin de Los Auténticos Decadentes.La banda estuvo tocando en parques, teatros, bares y facultades, rápidamente en las esquinas se comenzaron a leer graffitis con el nombre de la banda y cada show tenía más público y más discos se vendían. En enero del '98 registran su tercer disco "Cabaña Elderly", cuentan con la producción del ex V8, Miguel Roldán. Con el disco bajo el brazo, alquilan un micro y parten, una vez más hacia la Costa Atlántica.
Durante el '98 tocan en varios lugares, entre ellos Cemento, y continúan con su ya tradicional gira de recitales gratuitos por diferentes barrios, plazas y parques de Buenos Aires.
1999 comienza con otra exitosa gira por la Costa Atlántica, al igual que en años anteriores, donde presentan su última producción: "Cintas mágicas"; un compilado de edición limitada que reúne nuevas versiones de temas ya editados, temas en vivo, acústicos y las últimas canciones de la banda.
El 2000 los encontró presentando su quinta producción: "Animal humano". "Primer Cemento" es la grabación en vivo del recital del 27 de abril del 2001, y "10 años en la ruta" es un compilado con lo mejor de los recitales realizados durante el 2000 y el 2001, lanzado como festejo por la primera década de vida del grupo.
A fines del 2001 editaron "Juego de locos", que es presentado en la Costa Atlántica durante el verano, con gran convocatoria en los balnearios, teatros y bares. Invitados a participar del Cosquín Rock, luego hacen la presentación oficial de "Juego de locos" en Cemento y realizan una gira por el interior del país, que los lleva a ciudades como Córdoba, Rosario, Santa Fé, Mendoza, Río Negro y Neuquén.
El verano del 2003 los encuentra nuevamente por las playas y por segundo año consecutivo en Cosquín. "Cintas mágicas volumen 2" (2003) es un disco con nuevas versiones de clásicos y algunos temas estreno, todo en formato acústico.
"Viaje" fue lanzado en marzo de 2004 a través el sello PopArt. Producido por el ex-GIT Pablo Guyot, tuvo muy buenas críticas de la prensa y gran difusión gracias a los cortes "Calavera" y "Buscar".
En abril de 2006 lanzan "Espíritu", también a través del sello PopArt. Producido por la misma banda, sus doce tracks terminan de darle un sonido que los identifica.
jueves, 31 de mayo de 2007
miércoles, 30 de mayo de 2007
Siempre Esperando - Mancha de Rolando
El primer exito masivo de la banda, un temazo del año 2000, de su CD "Animal humano"
lunes, 28 de mayo de 2007
El partido de la muerte
Corre 1942, las tropas nazis han invadido la URSS y ocupan Kiev, capital ucraniana. Josif Kordik, dueño de la Panadería Nº 3, almuerza en un restaurante cuando divisa en la vereda del frente a Nikolai Trusevich, arquero del popular Dínamo. La guerra ha obligado a disolver el equipo y sus jugadores se han dispersado. El gigante Trusevich -hambriento y muerto de frío- recién ha salido de un campo de prisioneros y deambula sin saber dónde dormir.
La reacción natural del hincha habría sido pedirle un autógrafo al ídolo. Kordik no sólo hace eso: le ofrece trabajo como barrendero. Colaboracionista alemán, ve pronto una oportunidad única. Gracias a Trusevich recluta en su fábrica a una docena de las mayores estrellas del balompié local. “Me escondía en la casa de mi suegra. Nikolai me contó la idea y lo ayudé a encontrar al resto de los muchachos”, relata el wing Makar Goncharenko. Los desesperados cracks reciben comida y techo cuando el país está en ruinas.
Hasta aquí podría ser una historia ejemplar. Pero Kordik no es un tipo misericordioso y aprovecha su poder para crear un equipo personal que entrena en el patio de la panadería. Simpatizantes comunistas, los jugadores deciden que su camiseta sea de un color rojo furioso. Así nace el FC Start, una verdadera selección de Kiev que sin saberlo camina al matadero. “No tenemos armas, pero venceremos en la cancha a los fascistas bajo los colores de nuestra bandera”, proclama el arquero Trusevich antes del primer partido oficial, que juegan con botas de trabajo y overoles recortados.
Los nazis usaron al fútbol como instrumento de propaganda. Quisieron organizar el abortado Mundial de 1942 y dos semanas antes de la caída de Berlín aún se jugaban partidos de copa. Un equipo de la anexada Austria, el Rapid de Viena, figura como campeón de la temporada 1941 del balompié alemán. En cada país ocupado se organizaron torneos para brindar a la población una falsa sensación de normalidad. Eso sucedió en Ucrania. En la extraña liga creada en 1942 participaron seis cuadros. Cuatro representaban a ejércitos del Eje. El quinto era el Rukh, formado por colaboracionistas locales; el sexto, el FC Start, que en el primer partido aplastó por 7 a 2 a sus compatriotas.
Kordik los había obligado a participar pese al evidente riesgo. La caridad de sus compatriotas les permitió comprar calcetines y pantalones cortos para los siguientes encuentros. Sin querer, el Start se había convertido en símbolo de la resistencia y en un buen negocio. Jugando en un pequeño y atiborrado estadio siguió goleando sin piedad a sus rivales. El 6 de agosto se coronó campeón invicto humillando por 5 a 1 al Flakelf, el invencible seleccionado de la Luftwaffe. “Pese al marcador, ambos equipos fueron parejos”, informó una escueta nota de prensa nazi.
Al día siguiente los alemanes tapizaron Kiev con carteles que anunciaban una innecesaria revancha, que se jugaría dos días después. Ese caluroso domingo 9 de agosto, el Estadio Zenit estaba repleto. En la tribuna, oficiales nazis; en las galerías, el pueblo ucraniano custodiado por soldados y mastines. El árbitro advirtió al Start que debía saludar a sus rivales con un sonoro “Heil, Hitler”. En vez de ello, en la cancha los ucranianos se golpearon el pecho y gritaron a la usanza comunista.
El primer tiempo fue un festival de patadas que el réferi no quiso ver. Trusevich permaneció varios minutos inconsciente luego de ser golpeado en la cabeza y, sin arquero, los germanos abrieron la cuenta. Pese al robo, los de rojo se fueron al descanso venciendo por tres a uno, con dos tantos del goleador Ivan Kuzmenko. Las graderías hervían y el comandante de ocupación Eberhardt era insultado por un verdadero coro popular.
En el entretiempo, un oficial nazi entró al camarín del Start. “Deben comprender las consecuencias de sus actos”, les advirtió. Sin embargo el orgullo fue más fuerte y los rojos vencieron por 5 a 3. El árbitro suspendió el partido luego de que Aleksei Klimenko, defensa ucraniano, gambeteó a medio equipo rival, llegó hasta la línea de gol y en vez de anotar volvió caminando con el balón al círculo central. La multitud enloqueció e incluso soldados húngaros y rumanos, aliados alemanes, participaron de revueltas en las afueras del estadio.
Extrañamente, el fin de semana siguiente el FC Start volvió a jugar y goleó por 8 a 0 al Rukh. Pero dos días después nueve de sus jugadores fueron detenidos por la Gestapo y acusados de sedición. El volante Nikolai Korotkykh fue ejecutado en el acto: su propia hermana lo había denunciado como espía ruso. Tras semanas de torturas el resto fue enviado al tenebroso campo de concentración de Siretz. Luego de un ataque de partisanos ucranianos se ordenaron fusilamientos selectivos como amedrentamiento. Kuzmenko, Klimenko y el arquero Trusevich fueron ejecutados. Este último murió con su camiseta puesta gritando “¡el deporte rojo nunca morirá!”. Sus cuerpos fueron lanzados a un barranco.
Sólo cuatro miembros del FC Start sobrevivieron hasta la liberación rusa. Lo que vino fue absurdo. Autoridades stalinistas los acusaron de traición por confraternizar con el enemigo y sólo salvaron la vida jurando guardar silencio para siempre. Pero su leyenda crecía en Ucrania y en los años 60 salió a la luz. La adornada historia oficial establecía que luego de la victoria contra los nazis los once jugadores del equipo, aún uniformados, habían sido fusilados en un risco con los puños en alto. Esa versión fue recogida por el uruguayo Eduardo Galeano en su relato “La Pelota como Bandera”.
Tras la caída de la URSS se conoció la verdad. Makar Goncharenko era el único miembro del FC Start que aún vivía y por fin pudo hablar. Poco antes de fallecer en 1996 conversó con el periodista inglés Andy Dougan, autor del libro “Dínamo: Defendiendo el honor de Kiev”. El viejo lateral tenía la película muy clara y no se creía un héroe: “Mis amigos no murieron porque fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros por culpa de un régimen totalitario. Estábamos condenados a ser víctimas de una masacre a gran escala”. Anatoly Kusnetsov, en su libro "Barranco de las Viejas", dice: "Es una hazaña realmente inmortal (...) Vencieron el partido aun sabiendo que iban a morir. Y lo hicieron para que el pueblo no se olvidara de su dignidad".
En Ucrania, los jugadores del FC Start hoy son héroes patrios y su ejemplo de coraje se enseña en los colegios. En el estadio Zenit una placa reza “A los jugadores que murieron con la frente en alto ante el invasor nazi”. Y quienes conservan una entrada del partido más triste de la historia tienen asegurado de por vida el pase gratis para alentar al Dínamo de Kiev.
La reacción natural del hincha habría sido pedirle un autógrafo al ídolo. Kordik no sólo hace eso: le ofrece trabajo como barrendero. Colaboracionista alemán, ve pronto una oportunidad única. Gracias a Trusevich recluta en su fábrica a una docena de las mayores estrellas del balompié local. “Me escondía en la casa de mi suegra. Nikolai me contó la idea y lo ayudé a encontrar al resto de los muchachos”, relata el wing Makar Goncharenko. Los desesperados cracks reciben comida y techo cuando el país está en ruinas.
Hasta aquí podría ser una historia ejemplar. Pero Kordik no es un tipo misericordioso y aprovecha su poder para crear un equipo personal que entrena en el patio de la panadería. Simpatizantes comunistas, los jugadores deciden que su camiseta sea de un color rojo furioso. Así nace el FC Start, una verdadera selección de Kiev que sin saberlo camina al matadero. “No tenemos armas, pero venceremos en la cancha a los fascistas bajo los colores de nuestra bandera”, proclama el arquero Trusevich antes del primer partido oficial, que juegan con botas de trabajo y overoles recortados.
Los nazis usaron al fútbol como instrumento de propaganda. Quisieron organizar el abortado Mundial de 1942 y dos semanas antes de la caída de Berlín aún se jugaban partidos de copa. Un equipo de la anexada Austria, el Rapid de Viena, figura como campeón de la temporada 1941 del balompié alemán. En cada país ocupado se organizaron torneos para brindar a la población una falsa sensación de normalidad. Eso sucedió en Ucrania. En la extraña liga creada en 1942 participaron seis cuadros. Cuatro representaban a ejércitos del Eje. El quinto era el Rukh, formado por colaboracionistas locales; el sexto, el FC Start, que en el primer partido aplastó por 7 a 2 a sus compatriotas.
Kordik los había obligado a participar pese al evidente riesgo. La caridad de sus compatriotas les permitió comprar calcetines y pantalones cortos para los siguientes encuentros. Sin querer, el Start se había convertido en símbolo de la resistencia y en un buen negocio. Jugando en un pequeño y atiborrado estadio siguió goleando sin piedad a sus rivales. El 6 de agosto se coronó campeón invicto humillando por 5 a 1 al Flakelf, el invencible seleccionado de la Luftwaffe. “Pese al marcador, ambos equipos fueron parejos”, informó una escueta nota de prensa nazi.
Al día siguiente los alemanes tapizaron Kiev con carteles que anunciaban una innecesaria revancha, que se jugaría dos días después. Ese caluroso domingo 9 de agosto, el Estadio Zenit estaba repleto. En la tribuna, oficiales nazis; en las galerías, el pueblo ucraniano custodiado por soldados y mastines. El árbitro advirtió al Start que debía saludar a sus rivales con un sonoro “Heil, Hitler”. En vez de ello, en la cancha los ucranianos se golpearon el pecho y gritaron a la usanza comunista.
El primer tiempo fue un festival de patadas que el réferi no quiso ver. Trusevich permaneció varios minutos inconsciente luego de ser golpeado en la cabeza y, sin arquero, los germanos abrieron la cuenta. Pese al robo, los de rojo se fueron al descanso venciendo por tres a uno, con dos tantos del goleador Ivan Kuzmenko. Las graderías hervían y el comandante de ocupación Eberhardt era insultado por un verdadero coro popular.
En el entretiempo, un oficial nazi entró al camarín del Start. “Deben comprender las consecuencias de sus actos”, les advirtió. Sin embargo el orgullo fue más fuerte y los rojos vencieron por 5 a 3. El árbitro suspendió el partido luego de que Aleksei Klimenko, defensa ucraniano, gambeteó a medio equipo rival, llegó hasta la línea de gol y en vez de anotar volvió caminando con el balón al círculo central. La multitud enloqueció e incluso soldados húngaros y rumanos, aliados alemanes, participaron de revueltas en las afueras del estadio.
Extrañamente, el fin de semana siguiente el FC Start volvió a jugar y goleó por 8 a 0 al Rukh. Pero dos días después nueve de sus jugadores fueron detenidos por la Gestapo y acusados de sedición. El volante Nikolai Korotkykh fue ejecutado en el acto: su propia hermana lo había denunciado como espía ruso. Tras semanas de torturas el resto fue enviado al tenebroso campo de concentración de Siretz. Luego de un ataque de partisanos ucranianos se ordenaron fusilamientos selectivos como amedrentamiento. Kuzmenko, Klimenko y el arquero Trusevich fueron ejecutados. Este último murió con su camiseta puesta gritando “¡el deporte rojo nunca morirá!”. Sus cuerpos fueron lanzados a un barranco.
Sólo cuatro miembros del FC Start sobrevivieron hasta la liberación rusa. Lo que vino fue absurdo. Autoridades stalinistas los acusaron de traición por confraternizar con el enemigo y sólo salvaron la vida jurando guardar silencio para siempre. Pero su leyenda crecía en Ucrania y en los años 60 salió a la luz. La adornada historia oficial establecía que luego de la victoria contra los nazis los once jugadores del equipo, aún uniformados, habían sido fusilados en un risco con los puños en alto. Esa versión fue recogida por el uruguayo Eduardo Galeano en su relato “La Pelota como Bandera”.
Tras la caída de la URSS se conoció la verdad. Makar Goncharenko era el único miembro del FC Start que aún vivía y por fin pudo hablar. Poco antes de fallecer en 1996 conversó con el periodista inglés Andy Dougan, autor del libro “Dínamo: Defendiendo el honor de Kiev”. El viejo lateral tenía la película muy clara y no se creía un héroe: “Mis amigos no murieron porque fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros por culpa de un régimen totalitario. Estábamos condenados a ser víctimas de una masacre a gran escala”. Anatoly Kusnetsov, en su libro "Barranco de las Viejas", dice: "Es una hazaña realmente inmortal (...) Vencieron el partido aun sabiendo que iban a morir. Y lo hicieron para que el pueblo no se olvidara de su dignidad".
En Ucrania, los jugadores del FC Start hoy son héroes patrios y su ejemplo de coraje se enseña en los colegios. En el estadio Zenit una placa reza “A los jugadores que murieron con la frente en alto ante el invasor nazi”. Y quienes conservan una entrada del partido más triste de la historia tienen asegurado de por vida el pase gratis para alentar al Dínamo de Kiev.
domingo, 27 de mayo de 2007
Introducción
Cual es la idea?
Del otro lado de la danza de millones que propone el futbol que pasa ESPN y las luces sospechosamente brillantes de MTV, hay historias, muchas historias, del fútbol mas puro y de la música mas excepcional. Historias que cuentan y muestran como otra realidad es posible.
No se trata de homenajear equipos del régimen comunista soviético y cubano, como tampoco de mostrar la música proveniente de esas tierras. Se trata de mostrar la resistencia desde el futbol y la musica que vemos todos los dias, con musicos y jugadores y equipos y bandas que muestren, con pequeños gestos, que se puede ser distinto, se puede ir en contra del sistema y de toda la basura que ensucia todos los ambitos.
Habra dias para la musica, dias para el futbol.
Arrancamos de hecho con una historia que sintetiza muchos valores, que es la del Dinamo de Kiev.
Saludos a todos y como bien se dice por ahi, otro mundo es posible.
Del otro lado de la danza de millones que propone el futbol que pasa ESPN y las luces sospechosamente brillantes de MTV, hay historias, muchas historias, del fútbol mas puro y de la música mas excepcional. Historias que cuentan y muestran como otra realidad es posible.
No se trata de homenajear equipos del régimen comunista soviético y cubano, como tampoco de mostrar la música proveniente de esas tierras. Se trata de mostrar la resistencia desde el futbol y la musica que vemos todos los dias, con musicos y jugadores y equipos y bandas que muestren, con pequeños gestos, que se puede ser distinto, se puede ir en contra del sistema y de toda la basura que ensucia todos los ambitos.
Habra dias para la musica, dias para el futbol.
Arrancamos de hecho con una historia que sintetiza muchos valores, que es la del Dinamo de Kiev.
Saludos a todos y como bien se dice por ahi, otro mundo es posible.
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